Concierto para violín y orquesta en re mayor op. 61 - La sonata "Kreutzer" n. 9 en la mayor op. 47
David Oistrakh, Lev OborinOrchestre National de la Radiodiffusion Française dirigida por André Cluytens
El concierto para violín y orquesta en Re mayor, compuesto por Beethoven en pocas semanas, entre el verano y el otoño de 1806, no tuvo mucho éxito al principio. (...)
La op. 61 de Beethoven se presenta como un trayecto realizado en tres movimientos, cada uno de los cuales sintetiza una etapa del ideal y una progresiva "conversión" que sucede dentro de esta relación "solista-grupo" determinante. Si en el primer movimiento (Allegro, ma non troppo) el violín se contrapone al conjunto, como queriendo afirmar violentamente su propia singularidad, hasta llegar al agotamiento de sus propias energías, hasta la aceptación definitiva de un abrazo ideal, en el segundo movimiento (Larghetto) se describe la serenidad pacificadora de este vínculo armónico, un reconocimiento que permite la alegría exaltante de la fiesta descrita en el movimiento final (Rondò, Allegro).
En la sonata Kreutzer, violín y piano unen dramáticamente su diálogo, alcanzando una sonoridad de potencia casi orquestal.
Estos, tras una introducción lenta y solemne, se lanzan a una vertiginosa persecución, que no parece tener fin. La tan esperada quietud se afirma en el segundo movimiento. El tema, cuya luminosa dulzura volverá a escena en el riachuelo de la Sinfonía Pastoral, es reelaborado de diversas formas por los dos instrumentos, que se alternan en el canto y en el acompañamiento. El tercer movimiento vuelve a tomar la andadura impetuosa del inicio, pero en los tonos alegres que habían caracterizado el adagio central.
(Enrico Parola - texto traducido del fasciculo adjunto al CD)