Sonatas para piano
Wilhelm Backhaus
La quinta sonata de Beethoven evoca en mí un episodio de la época trascurrida en el seminario, y que recuerdo siempre con grstitud conmovida, pues fue significativo de una amistad, de un amor gratuito. (...)
Monseñor Corti, todos los domingos, durante un año, me esperó al piano, sentado en el magnifico piano que había en la sala de profesores. La primera vez me dijo: "Escucha, escucha esta". Era la quinta sonata de Beethoven, la más bella entre sus sonatas juveniles.
Esta sonata en do menor es muy melancólica y se adapta bien al cansancio - él la había escogido aposta - que me invadía todos los domingos por la noche. Expresa la naturaleza del estado de ánimo con el que volvía a casa: la congoja porque la respuesta al deseo del nuestro corazón, que es Cristo, no encuentra acogida en el hombre, porque el hombre ni siquiera persigue de verdad el deseo que le constituye. La melancolía y la tristeza son un signo claro y conmovedor de que haber nacido para la felicidad no afecta sólo a la persona individual; implica a la persona de todos y al destino de todos. Esta tristeza paradójicamente está unida a una ligereza, a una ternura, - como se expresa también en la dulzura pacificadora de la quinta sonata -, o incluso una alegría porque, en el fondo, tenemos una seguridad: la seguridad de que el misterio de Dios, haciendo justicia de todo, al realizarse lo salvará todo.
(Luigi Giussani - texto traducido del fasciculo adjunto al CD)