Sonatas para piano y violín K 304, 376, 378, 301

Clara Haskil, Arthur Grumiaux
Wolfgang Amadeus MozartPhilips 2008


¡Qué capacidad evocadora tiene esta pieza de Mozart! Comienza con una sencillez desarmante, como una petición de ser!
Es cierto, nosotros dependemos radicalmente. Imaginemos por un momento que, siendo nada, salimos de la nada, porque una mano nos hace salir a la luz, y plasma nuestra figura.
No podemos decir nada más grande sobre nosotros mismos: somos “criaturas”. A pesar de la niebla de nuestras presunciones, de la debilidad de nuestros afectos enfermos, a pesar de la inercia que vacía la mayoría de nuestro tiempo, somos creados. Somos hechos, salimos de la nada plasmados por una mano creadora. Es la mano paterna del Padre. La imagen de “las manos” no está a la altura de lo que estamos hablando, es una metáfora insuficiente. Nos referimos a un gran misterio, estas manos son el Misterio. El misterio del Padre es creador.

(Luigi Giussani - texto traducido del fasciculo adjunto al CD)