Trío n. 4 op. 90 Dumky - Trío n. 3 op. 65
Trío de Praga: A. Střižek, J. Klika, J. Zvolanek2003
Escuchando estas piezas de Dvořák, breves pero intensas y puras como el aire terso de montaña, no podemos más que volvernos niños. Dvořák encarna un corazón de niño que se colma de emociones e ideas, secundando la invitación evangélica: “Te bendigo, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños”.
Para gustar esta música es necesario ser como niños, sencillos
de corazón y pobres de espíritu. Pobre es aquel que reconoce que
no posee nada: yo no soy nada, Tú – Misterio que haces todas las
cosas – eres. La expresión propia de nuestra pobreza es la petición.
La simplicidad nos sitúa ante la verdad con la súplica de que ella
se cumpla, pues es tan correspondiente a nuestra naturaleza que no cabe la posibilidad de tergiversar, tan sólo pedir que suceda. ¡Esta es la simplicidad de quien es como un niño!
(Luigi Giussani - texto traducido del fasciculo adjunto al CD)